Después de llevar el traje un día entero, aconsejamos dejarlo descansar por un tiempo en una percha, de preferencia de madera, con los hombros debidamente moldeados.

Antes de colocar en el guardarropa la prenda debería airearse evitando, en lo posible, la exposición al sol, cepillando con un cepillo de fibras naturales y, de ser necesario, quitarle las manchas, además de comprobar que los bolsillos estén vacíos y que no haya manchas de bebida o de alimentos, dado que podrían favorecer el apetito destructor de los insectos.

Bolsas de popurrí con alcanfor o naftalina son excelentes armas naturales.

Aconsejamos llevar a la tintorería sólo cuando sea absolutamente necesario, debido a que los disolventes empleados en cada lavado a seco deterioran las fibras naturales, alterando sus características y reduciendo la vida útil del traje.

Tener cuidado con el planchado doméstico: los tejidos podrían quedar «brillosos» de forma irreparable.